[ 15 enero, 2020 por administrador 0 Comentarios ]

Carro alegórico y triunfal

Como fiesta en buena medida heredera de las celebraciones suntuosas del Corpus Christi, la Bajada de la Virgen de las Nieves el teatro se reafirma como un elemento consustancial a su propio origen. De hecho, son loas los primeros textos literarios que hacen acto de presencia en la segunda edición de las Fiestas Lustrales; se trataba entonces de la pieza del poeta dramático palmero Juan Bautista Poggio Monteverde (1632-1707), autor del monólogo Hércules, Marte de Tebas, representado en 1685.

Una porción importante de este teatro buscó su espacio escénico en la calle por medio de tablados montados bien en la plaza mayor (hoy, plaza de España), bien en los patios o llanos conventuales (de la Inmaculada Concepción, de San Miguel de las Victorias, etc.). Pero la vía pública sirvió también de escaparate para la puesta en escena de proyectos de teatro móvil, a través de la fuerza de las bestias de carga, siendo lo más frecuente hallar entre la documentación histórica una o más yuntas de bueyes tirando de carruajes en cuyo interior actuaban los intérpretes. La continuada repetición de personajes de naturaleza metafísica y figurada (como La Fama, La Fe, La Isla, etc.) propició que poco a poco fuera institucionalizándose el apelativo alegórico en su denominación, a la que además se añadió triunfal como expresión del tratamiento glorioso de los temas y motivos presentados por los textos.

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